Del Crecimiento De Las Ciudades
Recordada muchos años después es más sencilla de explicar, era la primera calle sin pavimentar, o la última de la urbanizacion, no era una frontera pero era un límite para la gente normal y seria. Muy pocos adultos la usaban. Solo algunos niños a veces íbamos a jugar ahí. De un lado los altos muros de las quintas, de otro lado lo que a esa edad era para mí era una selva, y en algunas partes las cercas de las fincas.
Claro que yo sabía que era niño, o por lo menos estaba seguro de no ser adulto, pero nunca perdí mucho tiempo meditando ese asunto, me dejaba llevar por la vida a donde me encontrara a más gusto, y en ella me llenaba un sentimiento de aventura y de deseo de exploración que solo volví a sentir cuando conocí a mi primera mujer, solo que en esa vereda nunca me aburrí.
El peligro que a esa edad se atribuye a los animales salvajes, la soledad y el miedo a las sorpresas desagradables nunca lograron frenar mi curiosidad, solo el cansancio, el hambre y la sed, me hacían regresar a casa.
Algunos vecinos amigos de vez en cuando iban a pasear en ella, la conocí cuando me llevaron, pero siempre regresaban a jugar a la urbanizacion porque se aburrían en la vereda, en ella encontraban solo monte y culebras. Yo me enamoré de ella porque en la urbanización solo había gente y animales domésticos y era muy pocos lo que me atraían lo suficiente para querer jugar con ellos. Así que pronto me acostumbré a explorarla y cuando llegué a su final al oeste pasé una valla, no leí (todavía no sabía) una advertencia de propiedad privada y me interné cada vez más en una finca ganadera de la que jamás tuve curiosidad (hasta ahora) de saber de quién era, ni el nombre, ni si eran bienvenidas las visitas, Etc.
Nada premeditado, solo caminar, encontrar algo interesante y seguir caminando y volver a encontrar algo.
Claro que esa edad a uno le parece interesante un nido caído o un pájaro, porque casi todo le es desconocido.
Iguanas, frutas, flores, árboles, y pájaros servidos en una exclusiva bandeja de soledad y con las cercas abiertas para un niño de ciudad, creo que así puedo describir ahora a la vereda.
¿Qué buscaba? Nada.
¿De qué huía? De nada.
Solo caminaba y disfrutaba de casi todo lo que encontraba.
Pero, siempre hay un pero en todos los cuentos que son ciertos, pronto acabó mi acceso a mi camino exclusivo, la urbanizacion creció, y me encontré que para llegar a una vereda tenía que pasar varias calles y que la zona donde estaba la finca ya estaba parcelada en finquitas cada una de ellas rodeada de su respectiva cerquita.
Ya en el bachillerato tenía que tomar un autobús rural para encontrar alguna vereda que se pareciera a la mía. No me sentí mal, lo tomaba como algo normal. “El crecimiento de la ciudad” así etiqueté la caja en mi mente donde archivé mis recuerdos de MI vereda.
Con el tiempo me tocó viajar a países en los que ni siquiera hablaba el idioma local, nunca llegué al extremo de usar la técnica que me enseñó un viejo marinero de marcar las esquinas con una tiza para saber como regresar al puerto, pero algunas ciudades despertaron en mí un ansia casi científica de conocimiento y un asombro casi poético como el que despertó en mí mi segunda mujer.
Descubrir que las ciudades no se cansan con los muertos de tantas guerras y que la gente sigue actuando en las mismas comedías y tragedias que los griegos escribieron hace tanto tiempo, es algo que pensé mientras desayunaba queso con uvas en un mercadito de plaza donde tan solo hace quinientos años las hogueras de la inquisición iluminaron a la multitud que buscaba guías mientras recorrían los caminos de sus vidas.
Estoy contando esto porque acabo de regresar de la plaza que frecuento donde estuve hablando como dos hora con otro viejo (tengo 64) acerca del crecimiento de las ciudades, yo casi no hablé, él extraña SU ciudad y habló y habló de sus recuerdos y de lo feo que es lo que le creció encima a SU ciudad que ahora está llena de extranjeros venidos de quien sabe donde y que no tienen respeto por las tradiciones y que solo tienen aprecio por el dinero.
Yo le iba a contar de MI vereda pero no tuve oportunidad, de todos modos es muy seguro que no entendiera mi aprecio por los caminos rurales.
Estoy pensando ahora en lo que va a pasar en otros quinientos años más cuando ya no quepa mas gente en las ciudades y los edificios sean más altos que las nubes, seguramente la gente va a pasar de una a otra ciudad sin darse cuenta de la frontera y la última calle o la primera sin pavimentar va a quedar en algún lugar peligroso y difícil para llegar y el monte y las culebras estarán detrás de algunas cercas y expuestas como curiosidad y habrá que pagar para verlas, pero mucha gente va a pagar porque no tiene nada mas divertido que hacer y está aburrida, o por simple curiosidad, como hacía yo cuando era más joven vivía solo y me iba los viernes a un bar a ver qué podía levantar.
Creo que en unos mil años más la gente podrá moverse en campo espaciotemporal y viajar al pasado de lo más tranquila y normal, me da envidia, ojalá yo pudiera regresar alguna vez a pasear a MI vereda, espero que todavía me quede un poco de curiosidad y me sorprenda y alegre ver un nido de pájaros y me asuste un poco ver pasar de lejos una culebra.
Claro que también puede que vengan los extraterrestres y seguramente habrá alguna que despierte mi curiosidad y quizá se quiera dejar investigar, ahí es cuando la envidia me da ganas de llorar y me hace pensar que debo dejar de escribir tanto y que de repente estoy aburriendo a quien este leyendo esto.
Li Tao Po
VABM 2/Mar/2023
https://riistas.wordpress.com/2023/03/02/del-crecimiento-de-las-ciudades/
Descargar PDF
https://riistas.files.wordpress.com/2023/03/wp-1677811788933.pdf
Este texto pertenece a la guerra de los bots que será publicado en Abril del 2023
Store on Amazon
https://www.amazon.com/~/e/B00EZC7SRM/
Book on Amazon
The War of Humans
https://www.amazon.com/dp/B0BGBPHLJK/
Demo
https://riistas.files.wordpress.com/2022/09/wp-1664026775507.pdf
La Guerra de los Humanos
https://www.amazon.com/dp/B0BF5P7MYK/
Demo
https://riistas.files.wordpress.com/2022/09/wp-1663796970855.pdf
La lástima de los bots
https://www.amazon.com/dp/B0B9HH58R4
Demo https://riistas.files.wordpress.com/2022/07/demolalc3a1stimadelosbots.pdf
The Pity of Bots
https://www.amazon.com/dp/B0BB51R2BC
Demo
https://riistas.files.wordpress.com/2022/08/wp-1660805214195.pdf
Tratado de la buenas costumbres y virtudes de los marcianos
https://www.amazon.com/dp/B09Z6M9Y6L
Borrador para los panas
https://riistas.files.wordpress.com/2022/04/tratadodelabuenascostumbresyvirtudesdelosmarcianos-24.pdf
Treaty of the good customs and virtues of the Martians
https://www.amazon.com/dp/B09ZGZFMZM
Draft for the friends
https://riistas.files.wordpress.com/2022/05/draftforthefriendstreatyofthegoodcustomsandvirtuesofthemartians.pdf