Río de cemento
Creo haber caminado ya
La totalidad de las aceras
Que son frontera de esta calle
Que parece llegar a las estrellas
Cuando coinciden en ella
Una colina, la luna y cierta constelación
Creo haberlas caminado ambas
Varias veces, de ida y vuelta.
Lo confieso no sin cierto estupor
Esta calle serpentea, repta quieta
La distancia que hay
Entre las rurales afueras
Donde campestremente
Se inicia la cosmopolita capital,
Y una cañería que acrecienta el mar
Con las aguas servidas de un restaurante
Donde venden ostras frescas de verdad
He visto a esta sierpe picar veloz,
Esperar paciente,
Tragarse edificios enteros.
Equiparse de semáforos, ambulancias,
Cámaras y controladoras de tráfico.
Como máquina poderosa e inocente
La he visto terminar vidas
Eficaz y eficientemente,
Ensañarse con los imprudentes
Algunos la usan como arma
Cleopatra la hubiera preferido
La miseria le empuja
montones de aturdidos
Si no me diera vergüenza
Si el cemento no fraguara
Si la olas y las mareas
pudieran ser de gente
Si el asfalto se pudiera nadar
Me declararía descubridor
Del río de la avenida siete
Tomaría posesión de el
En nombre de la reina.
Le pagaría el sueldo
del verdugo real
y el del perrero
Pero de este río solo me pertenece,
Más tenue que estela de la mar,
La caótica línea de mis pasos
Empujados por la necesidad,
La curiosidad, la obligación,
El ocio, el hastío y otros motivos
Cuando vean a un viejo
Vagar indolente por la autopista siete,
Esperar pacientemente una nueva luz verde,
Mirar para ambos lados varias veces,
Cruzarla rápidamente
Pregúntenle por mí,
Puede que sea yo mismo
Y si buscan ostras, conozco un sitio
Donde las venden recién arrancadas
De un tubo inmenso
VABM viernes, 25 de mayo de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario