De las flores y las abejas
Ante un humeante tazón de té negro endulzado con miel, el poeta decidió visitar su jardín, el sol de medio día lo obligó a usar el paraguas que siempre lo esperaba colgado a un lado de la puerta de su casa.
Su pálida piel alérgica a la picadura de casi todos los insectos no soportaba además ni sol ni oscuridad en exceso.
En el jardín no podía escribir ni pintar, el arte de sus pinceles requería del más fino papel apoyado sobre la mejor seda.
La luz del sol saturó sus ojos habituados a la penumbra de su estudio.
Sus sandalias de seda pronto se humedecieron y mancharon en los charcos.
El poeta buscaba sensaciones que le generaran recuerdos, para luego pintarlos, y para componer poemas basados en ellos.
Las flores, las hojas, las frutas, las mariposas y los pájaros compitieron por su atención.
El juego de las sombras de las nubes con las de los árboles, el rumor de las hojas en la brisa, el rizo que el viento le hacía a la superficie de la laguna, las tortugas, las garzas, los peces, y el canto de algunos pájaros escondidos en los árboles más altos, lo mantuvieron muy ocupado hasta que la sed lo obligó a regresar a su hogar a la hora en que muere el sol.
La noche lo encontró duchado y con otra ropa ante la mesa aceptando comer solo el postre de su cena. Una torta de miel que el emperador le había mandado como recordatorio de que le había adelantado más de cien monedas de oro por un poema que explicara relación que hay entre las flores y las abejas, y determinara con exactitud si está basada en la conveniencia, o en la atracción que hay entre los machos y las hembras.
Ante un humeante tazón de té negro endulzado con miel, el poeta decidió visitar su estudio por si le provocaba escribir o pintar algo.
Mil años y muchas lunas han pasado, pero el poema que pintó esa noche el poeta no envejece y aún es cantado por coros solo de mujeres acompañadas solo por hombres flautistas, en la fiesta de mitad del verano.
Me lo sé de memoria, creo que no cometeré ninguna falta si repito aquí algunas líneas no secretas y de uso no exclusivo de la orquesta imperial.
La abeja quiere miel
La flor desea frutas
Debajo del sol ambas
Casi siempre se aman
Incluso si hay aves.
Li Tao Po
VABM 23/Jul/2022
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