jueves, 12 de julio de 2007

Bertilda

Bertilda

Le debo a una viejita el hechizo de mi infancia
Con mezclas de cacao, leche de vaca, papelón, canela
Porciones secretas de vainilla, pimienta de cayena, clavos de olor,
Sarrapia y miel hecha con polen de flores de la selva

Como toda magia verdadera el secreto está en la técnica,
La materia prima. En las herramientas

Usaba batidor y cucharón de madera
Viejas ollas de barro quemadas por los años
Lavadas con jabón hecho con sebo animal
Su fuego procedía del árbol
No del gas, la electricidad, ni el rayo

Molía sus granos, cultivaba sus propias hierbas
Su yunque de negro basalto primigenio
A fuerza de aplastar plátanos adquirió con el uso
La curva apropiada a su fuerza
En totumas añejaba un picante que corroía el plástico
En frascos de vidrio verde escondía su miel
Una impávida destreza de verdugo compasivo con las aves
La acompañaba en la misma faena
Con los pescados que caían en sus manos

Tuvo suerte con los materiales de su obra:

Descarriados peces arrojados a los charcos de la orilla, por la crecida
La leche de la mazorca recién arrancada de la mata palpitantemente verde
Los huevos de la torcaz paloma morada
Carne fiada de res recién muerta
Frutos de los árboles que servían de cerca, de límite con la selva
Semillas aún sin nombre, recién traídas del monte
Queso cuajado entre sus dedos
De la tierra, el sol y el agua: Mangos, guamas, guayabas, curubas y pitahayas

Su estilo romántico le impidió el paso del costumbrista tamal a la barroca hallaca
Aunque inventó varios rellenos, fue solo precursora de la arepa rellena
Conocía el uso de la secreta yerba que expulsa la lombriz de interior del niño que no se lava las manos antes de sentarse a la mesa
El de la que cura el dolor de cabeza, el de muelas y la fiebre de la tristeza

Su don fue el arte de ser altiva, ajena a toda condescendencia con cualquier pobreza

Habitó la mar pacifica por donde fue de los Quimbayas, pero como ellos prefirió la montaña fresca, los valles con río grande incluido, el exceso del mar de maleza

Me hace mucha falta cuando me duele la cabeza, cuando necesito calma
Me buscó una universidad en Caracas con mi madre continuadora de su tarea
No le gustaban las carreras que daban en la universidad de allá, ni la violencia

Nunca la llamé por su nombre, creo que ahora puedo, ahora que medio la entiendo

VABM jueves, 12 de julio de 2007

1 comentario:

  1. Este si es un escrito todo tuyo. No hay presencia de lejanos orientes ni poetas mandarines y es también el mas hermoso tributo a un ser que cuesta imaginar!! Pero logras dar una impresión imborrable de alguien inolvidable. Creo en ti hay mas de ella de lo que imaginas11

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