El cielo es
Una lechosa neblina
Que refleja las luces nocturnas
Son las tres de la mañana
Ya no es viernes
La ciudad aun trajina
Podría apostar a que las estrellas
Aún están detrás del cielo
Pero no puedo
No tengo dinero
Por eso escribo dizque poemas
Esperando la dulce inconsciencia
De una dormidita placentera
Podría salir a caminar
Pero es medio peligroso
Se me acabó
Mi somnífero predilecto
La última lata
Estaba solitaria en la nevera
Íngrima, friolenta
El exceso puede ser perjudicial
Advertía la etiqueta
Podría apostar
A que a alguien
Ya se le ocurrió
Que la neblina
Es como una nata blanca
Que opaca la vista
Del ojo que siempre vela
Detrás de las estrellas
Pero me da pena
Si tuviera dinero
Hacía rato estaba afuera
Bebiendo cerveza
Como dictan
Las normas de etiqueta
Instalado en una barra
Enamorado de una hermosa mesonera
Picando los frutos
De la mar y de la tierra
Pero solo espero
Que me dé sueño
Escribiendo dizque poemas
Sobre membranas nictitantes
Sobre el gran ojo
Que siempre vela
Podría apostar
A que las legañas
De neblina
Le justifican
Una que otra omisión
A cualquiera
Pero creo que nadie
Aceptaría la apuesta
Y ahora unos mensajes
De nuestros anunciantes:
El poder:
Sus sumisiones hipócritas
Complicidades sórdidas
Rencores y puñales
Maraña de alianzas de tela de araña
Conjuras, tumbas y tronos
La ley:
Sus doctores, secretarios y amanuenses
Policías, soldados y espías
Sus trucos, estatutos y normativas
En alguna parte la palabra justicia
Fue deliberadamente omitida
Continuamos después
De esta breve pausa comercial
Podría escribir
Sobre lo que está pasando
En la otra acera
Pero la prudencia
No me lo aconseja
Sin embargo creo
Que justifica
Otro dizque poema
Que rápido pasa el tiempo
En estos programas
Es una lastima
Que no nos rindiera
Se nos agota el papel
Mañana continuaremos
Misma hora y frecuencia
En la radio que patrulla
Lo que se ve hacia afuera
Desde mi ventana que apunta
Hacia la estratosfera
Si estoy en mi litera
Nota del Dizque Poeta:
Cama no pega
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