El surrilnaro
Debe ser que en esos momentos estaba muy cansado, tenía demasiada sed y hambre y que tenía el sentido del olfato más joven.
Pero nunca voy a olvidar mi primer día de comer surrilnaro.
Solo lo he comido dos días.
No quisiera cometer el error de tratar de definir su sabor mediante mezclas imaginarias de frutas conocidas.
Ya alguien cometió el Herror con hache mayúscula de definir al curritilribi como una mezcla de naranja con guanábana y mango.
Yo no pienso hacer lo mismo con el surrilnaro, pero pienso comparar.
Comparado con las púas con que defiende sus racimos el asurnayirili uno debería esperar algo peor con la palma de surrilnaro, pero no es así. No solo no tiene púas, sino que es costumbre tallarle escaleras a las palmas buenas, de manera de facilitarle la subida a los cosechadores.
Comparada con el plátano la carga es mayor y la palma da fruta cada seis meses y además la fruta madurada en la palma es la mejor.
Comparada con las frutas que hay que pelar, poner a madurar, cocinar, asar o escupirle semillas. El surrilnaro es muy práctico.
El mango es chévere, la manzana y el cambur también, pero el surrilnaro es mejor.
Que porqué no se consigue en el mercado si es tan bueno, pues por la sencilla razón que los dueños del secreto son unos egoístas que dicen que surrilnaro en su idioma significa “purgante-mata-perros”.
Creo que algo de verdad tiene eso, los he visto lanzarle piedras a sus mascotas cuando se acercan demasiado a su fruta sagrada.
He tenido el placer de celebrar con ellos dos días del surrilnaro. Cada familia en sus palmas, el único día que no es vedado cazar pájaros, compitiendo con ellos para ver quien come más surrilnaro.
No sé porqué pero ninguna ave hace su nido en las palmas del surrilnaro.
Que porque no hacen conservas, que porqué no incrementan su siembra, etc. Yo también me lo he preguntado, creo que se debe a que además de egoístas son desconfiados y por ningún motivo van a permitir que alguien sepa a qué sabe el surrilnaro.
Ellos creen que el surrilnaro fue el regalo que les dejó en exclusiva el que en su mitología creó al mundo.
Que porque entonces me dejaron a mí, bueno yo me la paso por ahí, me conocen hace tiempo, además cuando me vieron, la primera vez, ya les llevaba varios kilos surrilnaro de ventaja.
Cuando desecharon la idea de bajarme de la palma de surrilnaro, decidieron adelantar el día de comer surrilnaro para poder alcanzarme.
Que si es dulce, salado, ácido, picante o amargo. Respondo que si, dependiendo del avance de su maduración, arrancados se ponen amargos muy rápido, la cubierta de la semilla es picante, las cascara es ácida, el corozo salado y la pulpa dulce.
Que si es verde o rojo o amarillo o marrón, respondo que no los he visto azules aún, pero que no lo descarto.
Que si el tamaño, digo que varía más que el de los mangos.
Que si el consumo produce adición, obsesión o hábito, lo creo. Que si el exceso hace daño, muy probablemente. Pero solo se consigue dos veces al año.
Que si el exceso produce dolor de estomago, empacho, empalago, dentera o raja la lengua, que si es diurético o es purgante, diré que a lo primero y a lo segundo que no da tiempo porque lo demás es sentido al primer kilo de surrilnaro.
Que a que huele, Que el aroma: !!Ah!!. Eso es sagrado.
Que si se puede comer asado, cocido, licuado o seco. Solo digo que el día de comer surrilnaro es decretado por la jefa cuando ve que ya hay varias frutas picadas por los pájaros y la mayoría está roja.
Podemos estar seguros de que quienes lo han probado se despiertan ese día más temprano y de que cuando termina ese día agradecida debe quedar la palma de surrilnaro que todavía tenga hojas.
También es cierto que la fruta no se conserva bien fuera del refrigerador y por ahí no hay.
Además en un matriarcado donde son los hombres los que cocinan su única comida diaria, en las ocasiones que no son especiales, y son las mujeres primogénitas las que heredan el ganado, no hay demasiado uso de vegetales, mucho menos compotas.
Que porque no me robé una semilla, eso es más difícil aun, no me ha sido necesario, aunque las poquísimas que no se comen las esconden.
La frase que usan para nostalgia sin esperanza probable equivale a tener una semilla de surrilnaro en la mano y la vez tener hambre y sed de surrilnaro.
La que usan para la desgracia se puede traducir como: “caerse-de-la-palma-el-día-de-comer-surrilnaro”.
Demás está decir que se llaman, en secreto, en su lenguaje “la-gente-del-surrilnaro”.
La decisión de cuándo y cuantas sembrar o de talar una palma de surrilnaro es por unanimidad y nunca los he visto ponerse de acuerdo por unanimidad en nada.
A cada niño le es entregada una semilla cuando cumple dos años, he sabido de ancianos que fueron enterrados con la suya.
Por supuesto “Pendejo” en el idioma de ellos se puede traducir fielmente como “Quien-perdió-su-semilla-de-surrilnaro” y belleza “surrilnaro-maduro-recién-arrancado”.
Creo que ya he dicho egoístas y desconfiados debo aclarar que eso no solo es con los extraños, en cuanto al surrilnaro es entre ellos mismos y en sus propias familias.
Lo voy a dejar claro, no me avergüenza confesarlo: ya no tengo mi semilla de surrilnaro.
Que qué pasa con los viejos y los débiles que no pueden trepar. La respuesta es fácil, comen de lo que se les escape de las manos a quienes treparon.
La palabra que usan para la vejez es traducida como “los-que-están-abajo-de-los-que-comen-surrilnaro”.
Que si estoy siendo exagerado, bueno, estoy casi seguro de que usted no ha probado el surrilnaro.
Que entonces por qué lo cuento. Eso es más complicado. Tengo que llenar dos páginas quincenales por contrato, tengo que contar algo, no se me ocurre nada, pero no puedo correr el riesgo de revelar el secreto y por consiguiente no volver a ser recibido con agrado otro día de comer surrilnaro. Así que tengo que despistar en algo.
Además todo el mundo sabe que lo que escribo es imaginario, nada que ver con mi mundo rutinario, donde no se consigue surrilnaro.
Que entonces qué significa surrilnaro, no sé, no lo he encontrado en la web, ni en ningún diccionario.
Déjenme decir algo que quizá les suene duro, pero es con la finalidad de ser claro: La palabra “caleta” la redefinió, en el diccionario de lo que llamamos español contemporáneo por estos lados, una tribu que es dueña del monopolio del surrilnaro. Punto.
VABM 01/06/08
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